::: El mail es el cerco más coherente e idóneo para la comunicación :::

Dejo a un amigo que me acompañó durante estos últimos 7 años.
Si bien siempre mantuvo la esencia, permanentemente iba mutando y mejorando. Me refiero al celular.

Ese que nació pensado para conectar gente.
Esta tecnología creció tanto que sin querer me dí cuenta que mi privacidad se vio seriamente afectada, las llamadas ingresaban en todo momento de mi vida sin mi permiso. El celular se transformó en un tamagotchi moderno, ¿recuerdan esa mascota virtual, que si no la alimentabas se te moría?, bueno el celular para mi se transformó en lo mismo pero a otra escala, por ejemplo, acá no se trata de alimentar a la mascota, pero, si no tengo el celu cargado o no lo tengo siempre on line, los que se mueren no son las mascotitas, sino los clientes, amigos, conocidos, familiares, etc.
Cada vez que mi teléfono estaba apagado o fuera de cobertura tuve que escuchar y luego responder a frases como estas: “Men, encendé el phono”; “¿Papá que onda?, siempre apagado?”; “Ché te mandé mensajes nunca me los contestaste, que pasa todo bien conmigo, estás ofendido?”;”Te avise por sms que el partido era a las 21.00 y no a las 22.00, llegaste a las 22.00 jodete!” ;”¿que querés? no te avisé que tu tío murió porque no tenías el celular encendido” y un sin fin de reproches que tengo que bancarme como una especie de multa por malograr la comunicación.Me dí cuenta que ya perdí mi libertad, aquella que supe degustar cuando me iba a la plaza a leer un buen libro o a un Shopping con la notebook y café, un cine, o simplemente estar en mi casa mirando una película sin ningún tipo de interrupciones, hoy puedo hacerlo, pero uno nunca sabe cuando va a ser interrumpido por el maldito “ringtones”. Y si osas apagarlo bancate los reproches.

Me dí cuenta que tener el celular encendido es como trabajar de enfermero de turno. Siempre estás para los que te quieran contactar, incluso si estás haciendo necesidades fisiológicas propias del ser humano, y te suena el teléfono y decidís por razones obvias no atender, luego ‘tenés’ que devolver la llamada (porque si no también se te ofenden) y te preguntan: ¿Qué hacías que no atendías?

No se respetan los momentos de ocio, no se respeta nada porque en cualquier momento del día alguien se le ocurrió contactarte y TENÉS que estar. Si no automáticamente se debe soportar todo tipo de reproches, enojos, disgustos, recriminaciones, etc.
Con lo único que me voy a quedar es con el mail. Es el único que hasta ahora yo decido cuando leer, yo decido en que momento y cuando responder.
Claro está que el emisor de un mail, no tiene las mismas pretensiones que un usuario (hasta ahora) de celular, este último quiere todo ¡ya!, el mail aún continúa desinfectado de ese vicio, si así no fuera, sería más de lo mismo, pero por ahora es el cerco más coherente e idóneo para la comunicación y el respeto de privacidad.

Esta fue mi historial de compra de celulares:
2002 - Startac 300
2003 - Motorola C350
2004 - Sony Ericsson z500
2004 - Pantech C300
2005 - V3 Black
2006 - Sony W300
2007 – MotoFone F3
2008 - Sony W200
2009 - Nokia 1600
2009 - Alcatel OT-E801

Con esto no pretendo desmerecer a los usuarios y/o dueños de teléfonos celulares. Simplemente que yo doy un paso al costado, no quiero seguir regalando mi privacidad.Quiero volver a salir a caminar libre por la ciudad sin celular. Sin tener ningún rastreador encima. Agendar visitas, reuniones de antemano, poner horarios fijos.
Decir nos vemos en Av. Corrientes 829 a las 16.00hs, y nada de: “cuando esté cerca te llamo y arreglamos”.
Muchas gracias por entender mi postura y si no también.

Pero esta tendencia, esta moda, este estilo de vida no es para mí.

Por: Leo Condorí para
http://leocondori.blogspot.com y para http://www.leocondori.com.ar