Mirando por primera vez

Desde la mansedumbre del sonido, a mi alma penetra lo dulce de mis pensamiento. Aquello que sonó hoy es mudo, aquello que una vez tuvo brillo propio hoy es inquilino. Arrebatador de ilusiones. Muerte y tempestad para la vida. Humillación de grandes. Ternura reprimida aniquila lo bello. Cansado de correr he visto desafallecer al justo y vitoriar al incensato. La muchedumbre desvela por aquello que detesta. Mansión de tempestades. Oportunidades resquebrajadas. Latitudes desiguales. La mansa calma de lo eterno. Lo minúsculo platónico. Derroche de pensamientos. Blancura de hermosos vestidos. Tezón escudo de mentiras.

Por este valle he de pasearme lentamente hasta esperar ver la luz que cruza tenuemente por sus límites. Arrebatador de fuerzas, donde las ilusiones yacen desnutridas del sol de la esperanza. Amores que llegaron. Insatisfacción desleal. Prisiones de arrebates espontáneos. Falsedad de falsos. Inequívos resto de alegría. Pérdida coloquial. Abatimiento de la especie.

Busco las fuerzas que una vez me empujaron a los más alto de aquel remolino juvenil. Sin dudas han dejado sus huellas en mi perecer tardío, enmascarador de realidades. Sentimientos falsificados por temores. Serénate le grito una y otra vez, más no parece escucharme. Cada vez se aleja más con la mirada triste pero con una falsa sonrisa sobre su mentón. ¡Mentiroso!

Brújula de vanidades. Pesar de pocos. Estrecho camino el elegido. Fuente te he de encontrar. Te someteré a mis eternos deseos y seré como la rama. Ley de absorto comportamiento. Tatuajes en el alma. Pulido frenético. Desgarro desde el rincón del imperdonable, deseos del cautivo, pensamientos del preso. Algún día será realidad.

Por: Leo Condorí

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